Para comprender la importancia de la privacidad en la era digital, es necesario entender en qué consiste a fin de poder valorarla. Aparentemente, hay una gran cantidad de gente que proclama: “No estoy haciendo nada malo; por lo tanto, no tengo nada que ocultar”. Estamos aquí para derribar ese mito. La verdad es que, para bien o para mal, hay motivos para ocultar todo.
Internet es una herramienta que permite además de otras cosas, la interacción entre dos o más personas. Dicha característica se ve reflejada en sitios como Facebook y Twitter, redes sociales en donde los niños y las personas en general, suelen compartir públicamente los sentimientos, noticias, fotografías, vídeos, etc. Si bien esto forma parte de la interacción social normal que se da en la actualidad, es necesario considerar que Internet es un “lugar” abierto al mundo, por lo tanto, cualquier acción que se haga puede tener un impacto global y permanente. Por ejemplo, alguna publicación de la cual una persona pueda arrepentirse (como una fotografía u opinión) no solo podrá ser vista por millones de usuarios, sino que también será prácticamente imposible poder borrarla completamente de la red.
También puede resultar peligroso publicar datos que puedan identificar a una persona como dirección, teléfonos, lugar de estudio o trabajo, días de vacaciones, etc. Esto puede resultar todavía más complicado si se posee una gran lista de amigos que no son conocidos personalmente. Por todo lo que se ha mencionado, es de suma importancia que antes de publicar algo, cada persona piense en las consecuencias que puede conllevar divulgar información sensible en sitios públicos y de los cuales no siempre se tiene un control directo.